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Me despierto a las 6. Ya está todo dormido. No sé si son las 6, las 5, las 4 o las 7, porque han cambiado la hora, y como los aparatos ahora son tan listos, si la cambias tú antes, luego la vuelven a cambiar, que ellos ya lo sabían. He puesto tres despertadores, por si acaso, aunque no me hicieran falta. Me asomo a la ventana. No llueve. El suelo está casi seco. Bien. El día de los pilotos.
No tengo hambre, pero desayuno. Avena del Mercadona, a montones. Me ducho y me afeito. Muchos pilotos no se afeitan el día de la carrera, pero a mí me gusta tener un tacto limpio con el casco. Repaso la bolsa. Salgo de casa, y vuelvo a repasar la bolsa. Antes de llegar a la calle, la abro de nuevo a ver si llevo los guantes.
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Foto: Jaso.
