Un problema con el embrague de su moto a 20 kilómetros de la meta ha retrasado dos horas a la piloto de KH-7, un día después de hacer historia en el Dakar.
En la etapa, ha terminado 67ª y cae tres posiciones en la general hasta el 19º lugar.
Después de saborear la gloria con el séptimo puesto de ayer, el mejor resultado de una mujer en motos en más de tres décadas de Rally Dakar, la décima etapa ha sido la cruz para Laia Sanz. La piloto de KH-7 ha tenido un problema con su embrague que la ha desplazado al 67º puesto del día, con un retraso de 2 horas y 17 minutos respecto al primero. En la general ha perdido tres puestos y ahora es 19ª, pero aún dentro de un magnífico top 20.
Todo marchaba bien para la campeona del Dakar femenino; estaba rodando con cierta tranquilidad entre los 20 primeros, no quería arriesgar ante las dos especiales más largas del rally, pero a 20 kilómetros del final se ha torcido todo. “Empecé el día con mucha calma porque estaba un poco cansada, teníamos una etapa muy larga por delante y otra mañana también larguísima, así que no quería jugármela. A muy pocos kilómetros para la meta he notado que empezaba a patinar el embrague y al cabo de muy poco me he quedado parada”, explica la de Corbera de Llobregat.
Afortunadamente, cuando el piloto argentino Pablo Rodríguez, también al manillar de una Honda CRF450 Rally, ha alcanzado a Laia le ha prestado herramientas para poder reparar. Después de dos horas de faena sobre el terreno, Sanz ha logrado retomar la marcha y completar el recorrido. “Es una lástima y me da mucha rabia porque tenía el top 15 al alcance y ahora será casi imposible, pero por otro lado debo estar contenta porque sigo en carrera y hasta ahora no había sufrido ningún contratiempo grave. Tengo que agradecer al ‘Cacha’ Rodríguez que me haya ayudado y a todo el equipo por el gran trabajo que están haciendo durante todo el rally”, comenta.