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DAKAR INSIDE By Correka (Part 2 - END)

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Íbamos dirección a Córdoba con paso lento y decidido, la Pikolina nos hacía disfrutar de los paisajes increíbles de Argentina. El destino era conocido por varias pruebas del mundial de Rallyes que se han celebrado por sus caminos además de ser la 2ª ciudad mas poblada detrás de Buenos Aires. La conversación bastante animada, principalmente con Teté, ya que PKL no es hombre de muchas palabras y el Chilenito o duerme o come, nada mas. De todas formas Pikolo es uno de los grandes genios del off-road de España y lo poco que dice sienta cátedra, pues sabe lo que dice. Es como mi suegro que nunca dice nada pero cuando habla es para escucharle atentamente. Pikolo ha estado en el equipo oficial de KTM desarrollando motores y chasis, de echo tiene un proyecto casi terminado de una moto artesanal totalmente desarrollada por él, además de haber colaborado con la mayoría de los pilotos del mundial, gran amigo de la gente de KTM y de su actual manager Giovanni Sala.

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Yo me surtía de la bolsa de auxilio que nos daban antes de salir en el vivac, con una ensalada incomestible, una barrita de cereales, zumo, galleta de sal, bolsita de patatas fritas, un botecito de dulce de leche y un quesito. Iba picoteando a mi antojo, ya que no era posible el parar a comer, en todo caso un bocata en la gasolinera de turno si es que tocaba poner gasoil. De vez en cuando dormitaba a medio gas, pues el cansancio hacía mella y era inevitable echar alguna cabezadita con algún jersey como almohada.

El vivac en Córdoba era en un recinto ferial asfaltado cerca del estadio de fútbol del Club Atlético Talleres, nombre que nos viene al pelo. Una vez mas y debido a la mala señalización por parte de un chorbo que había en la entrada al recinto, pudimos disfrutar del buen humor PKL, ya que nos hicieron dar la vuelta, al habernos pasado la entrada y tener que rodear el recinto, tardando mas de una hora en hacerlo, conociendo un camping cercano, el talante de los policías, al intentar buscar un atajo haciendo caso omiso de sus indicaciones, un parque natural, un rio oscuro y una zona residencial. En fin, una situación en la que alargó por demás la llegada al vivac. El problema es que como no llegues pronto, los grandes equipos van copando sitio, dejando pequeños resquicios en zonas remotas para poder montar tu campamento. Nuevamente instalamos el campamento haciendo lo más fácil, el abrir las dichosas móvil-home de decathlon, esta vez me había provisto de unos cartonés para aislarme del duro suelo y ubicado la tienda en una zona convenientemente amortiguada con precioso pasto verde. Parecía que la noche prometía. Con un poco mas de tiempo, fui viendo los diferentes servicios que ofrecía el vivac. Duchas y aseos, sala de prensa con wi-fi con contraseña – era gracioso verme por todo el campamento como un pirata con el iphone intentando robar alguna señal wi-fi donde conectarme y poder mandar alguna foto al “feisbuu”-, comedores, stand de Nokia y Personal con ordenadores portátiles con conexión a internet e impresionantes azafatas autóctonas dignas de las leyendas que habían llegado a mis oídos. Los helicópteros no hacían más que despegar y aterrizar trayendo continuamente a los “gerifaltes”, que trajín joroba.

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Había expectación alrededor de Helber Rodrigues por su primera victoria de etapa y nuestro Pedrero atendiendo a la prensa, sobre todo a la femenina. Por allí apareció una persona muy querida en el mundo del enduro como es Giovanni Sala. Hacía mucho calor, calor de tormenta, que de hecho nos cayeron dos trombas de agua impresionantes, refrescando el ambiente. Con mi verborrea habitual le invité a una cerveza conocedor de su segundo punto débil, el primero es el que todos pensamos y tenemos. Agradecido enormemente por el detalle, pues teníamos el gaznate seco, entablamos conversación sobre lo importante de la vida, es decir, los amigos, las motos y las mujeres, aderezado todo con una buena rubia fresquita.

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Antonio llegó a media tarde sin apenas problemas excepto las luces fundidas y poco más. La especial había sido relativamente corta y no había habido ocasión de romper nada. Un poco desorganizados al principio, pues yo me encontraba un tanto despistadillo aún, hicimos una lista de las cosas a realizar en la moto. Después de cenar, mientras yo la repasaba, filtro de aire, tensión y engrase cadena, revisión de puntos débiles, niveles, etc…, Antonio se dedicaba a colorear el road-book como en escuela de párvulos se tratara, pudiendo descansar así un rato sentado con los demás pilotos, Farrés, Chaleco, Zanotti, Francesco Beltrami (gran tipo con quien hicimos buenas migas) y el griego Orfanos, etc.. todos en buen armonía y con cierta complicidad , ayudándose entre ellos. Una vez terminado el road-book por Antonio, yo se lo repasaba, ya que dicen que cuatro ojos ven mas que dos y esa noche tuvo suspenso por mas de cuatro faltas, un radar, dos waypoint y algún giro sin señalizar en dirección a las azafatas de agua Palau.

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Como si fuese un niño bueno le mandé a la camita que instaló dentro de una nave inmensa para resguardarse de la posible lluvia y del ruido del paddock y yo continué con mis labores de personal asístanse, es decir, chapuceando la Apriliona, montándole el road-book en la moto, que menudo rollo y nunca mejor dicho, y alguna cosilla mas que nos quedaba. A eso de las 12 decidí darme un voltio por el vivac observando los medios de los diferentes equipos y una vez disfrutando con el derroche de Volkswagen por ejemplo. Carlos en hotel, claro, ya que él no duerme en el vivac, es lo que tiene ser el “Capo”.

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Una ducha y a la cama. Llego me a la tienda y observo que mi cartón Flex que me había agenciado me había sido sustraído por mi querido compañero cervecero, una vez mas y con mi mejor talante, dejé dormitar al caballero y me dirigí a mi segunda opción, el asiento trasero de la Pikolina, mas mullido que el duro suelo, desde luego. El problema es que la nevera ocupaba y tercio del asiento y hacía un ruidito el ventilador que te caía justo en la oreja, por lo que opté por apagarla, hacerme un cuatro y dormir un rato, vestido claro.

3 de enero de 2011

Cinco de la mañana y había que espabilar al piloto y allí estaba yo arreándole. Vaaaamooos. La verdad es que Antonio es todo un profesional y no hacía falta achucharle. A desayunar o cenar, porque por la hora uno no sabía que hacía, el caso es que había que llenar el buche porque no se sabía cuando iba a ser la siguiente vez que pudieses hacerlo. Los últimos retoques, la moto arrancada tomando temperatura, casco, guantes, gafas, pañuelo, y suerte, mucha suerte “compay”. Ahora tocaba terminar de recoger el campamento y esperar a que el campamento rumano empezase de nuevo su singladura.

El paisaje empezó a cambiar y estábamos ya en la Pampa. Inmensa planicie con rectas que no tenían fin, plantaciones de maíz y soja que se perdían en el horizonte, pues Argentina es uno de los graneros del mundo y tiene una riqueza inmensa. Ahora están con el biocombustible que es mas rentable que dar de comer, el “negoci es el negoci”, eso si, entremezcladas con ganaderías de suculentas vaquitas. Por cierto, en los vivac se comía estupendamente y la carne, como os podéis imaginar, era de primera, pero de primera especial, pura manteca.

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Nuestro nuevo destino era San Miguel de Tucumán, ya cerca de las primeras estribaciones de los Andes, en al sierra de Aconquija, en la pre cordillera, y llegando allí, el paisaje cambiaba un poco, pareciéndose mas a la sabana africana, plano pero con una vegetación mas desértica. Lo curioso de la carretera eran unos pequeños santuarios, unos al Gauchito Gil con sus cintas y banderas rojas, era como un Robín Hood en 1850, que robaba ganado a los ricos y lo repartía con los pobres. Tiempo después, un destacamento militar lo encontró dormido bajo un árbol y se lo llevó detenido. Aunque antes de llegar, los soldados lo tiraron al suelo, le ataron los pies con una soga y lo colgaron de un árbol cabeza abajo. Entonces, el Gauchito pronunció sus últimas palabras y le dijo al que lo iba a matar: – Cuando vuelvas a tu casa, encontrarás a tu hijo muy enfermo pero si mi sangre llega a Dios, juro que volveré en favores para mi pueblo.- Acto seguido, obedeciendo la voz de mando, el soldado le cortó el cuello. Varios días después, cuando todos ya habían olvidado al Gaucho Gil, el soldado que lo había matado volvió a su casa, y se encontró con su esposa desesperada porque su único hijo estaba muy enfermo. En ese instante recordó las palabras del Gaucho Gil. Entonces volvió al lugar donde lo habían matado, enterró el cuerpo y le rogó al Gauchito por su hijo. Cuando volvió a su casa al amanecer encontró a su niño sano...Desde ese día, la gente le venera y le construye santuarios en los caminos y carreteras. Otros, mas curiosos, con pequeñas estatuillas de vírgenes y con centenares de botellas de agua en honor a la Difunta Correa, una mujer del siglo pasado, que huyendo de su pueblo, tuvo que atravesar el desierto con su bebe y que murió de sed en el. Entonces su hijo siguió tomando el pecho durante tres días, hasta que lo encontraron vivo milagrosamente. Cosas de las tradiciones, pero al menos curioso.

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Ya estábamos a 1300 km de Buenos Aires y la llegada a Tucumán fue espectacular, con las calles llenas de gentío y vitoreando a los héroes. El vivac en este caso estaba en un hipódromo en la entrada a la ciudad. Bastante cómodo aunque con un pequeño detalle, dado que las duchas y los sanitarios estaban en un lado del recinto y nosotros justo al otro lado. De nuevo hacía mucho calor y el sofoco era continuo, bebiendo de continuo agua PALAU, y cerca de las amables señoritas.

Esperaba a mi compañero, apareció “el Pelli” que había tenido un buen día, después de unos pequeños problemas de embrague iniciales resueltos por su asistencia Juan de X-RAID, buena gente por cierto. Aproveché para saludar a mi “cuñi” y hacerme una fotico, que no tenía con ella, cosa del todo imperdonable. Antonio no traía problemas, excepto las luces de nuevo fundidas, que me costó el juego una botella de vino para los de KTM, ya que habíamos acabado las existencias de bombillas de Aprilia y me tocó buscarme la vida, sabiendo que las de KTM eran las mismas. Tocaba cambio de cubiertas y el acarreo de las mismas por el paddock, a mano. La verdad es que me he pegado una paliza de andar de arriba a abajo, que tenía a mis pobres pies machacaditos. Para el año que viene hay que agregar al pack una mini moto para moverse por allí. Esa noche me dio un poco de bajón, por la paliza, pensando que eso no estaba hecho para mi débil cuerpecillo de gitano. JE JE JE. No os preocupéis se me pasó rápidamente.

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La verdad es que tienes que ser resuelto, ya que te encuentras con situaciones que requieren agilidad y mucha mano izquierda. Ese día se decide que hay que cambiar las llantas de la moto, pues lleva las alpina, pero no son muy fiables, además de que el nuevo juego llevaba el buje con silentblocks para los tirones de la cadena. El problema surgió cuando el casquillo del eje no valía, pues tenía que ser 3 mm más pequeño. En principio me ofrecí a hacerlo a mano, es decir, a lima, pero el resultado no iba a ser muy profesional, aunque tengo muchas horas de lima y titulo de Ingeniero Industrial, mejor era buscar un torno que lo hiciese correctamente. Gracias a Xavi Mora y su esplendida disposición, mas 50 euros, claro, nos lo hicieron perfecto una hora mas tarde. La verdad es que el equipo EPSILON es el más preparado de todos los disponibles para pilotos amateurs. Sin duda una opción segura para futuras aventuras Dakarianas.

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Después de una larga ducha, que no me sirvió de mucho, dado lo lejos que estaban y cuando querías llegar al campamento rumano ya estabas sudando la gota gorda, fuimos terminado las cosillas. La verdad es que el tiempo no te daba para mucho y siempre andas a la carrera. Desmonta ruedas, llévalas a Michelin a la hora vuelve a por ellas, por mientras, como dice mi Marcelita, a ver si te puedes duchar, cenar, sentar un poco y charlar sobre lo acontecido del día, luego que si corregir el road-book –esta vez aprobó con un notable-, montarlo en la moto, engrase, filtro y algún problemilla que se estaba observando con el depósito trasero, dado que daba la bomba con el basculante rompiéndose en alguna moto, además daba el tornillo del latiguillo del freno trasero teniéndole que improvisar un tope de goma y variando la orientación de la bomba. Por otro lado, parece que los depósitos no son de un plástico que soporte las altas temperaturas y la gasolina, pues se daban de si, ampliando su capacidad pero también su fragilidad. El caso es que te daban las 11 de la noche y aún las cosas a medio hacer, pero Antonio tenía que irse a dormir sin falta y reponer fuerzas para el duro día siguiente. Yo ya descansaría, terminando a eso de las 1:30 de la madrugada, pero con el trabajo hecho.

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Ya todo se iba rodando satisfactoriamente y comprobaba que podría dejar a Antonio más o menos encarrilado, después del desconcierto de los primeros días. Yo había ido por unos días, pues tenía a mi suegro grave y tenía que estar pendiente de mi vuelta en cualquier momento. Ya ese mismo día me planteaba el retorno Montevideo, pero mi ángel Marcela me invitó a seguir, al menos unos días mas hasta cruzar los Andes y es que no merezco la mujer que tengo, sin duda. Para mi era como seguir en Disneylandia.

A todo esto Barreda no había llegado aún al campamento pero ya conocedores de su suerte y es que de nuevo se había “entoligado” un lechón de marca mayor en una frenada rápida, no encarando bien la rodera, saliéndose de la pista y dándose un fuerte golpe. Con lo acontecido en el día anterior, algo muy similar, donde hubo que reconstruir media moto, con un coste de unos 15000 €uros, y en vista que no venía mentalizado para esta prueba, decidieron no seguir, además que una vez que pides ayuda del helicóptero ya no puedes incorporarte a la misma. Otro año será.

Antes de irme a dormir, ya reventado y habiéndome pasado por EPSILON para ver como había llegado Chivite y José María. Lo de Chivite tiene un mérito indescriptible, pues llegaba de los últimos y además luego tenía que ponerse a arreglar su maltrecha Bultaco. Era de esperar que no aguantase mucho ese ritmo, ni él ni la moto. El caso es que me iba a dormir y me entraron ganas de poner un fax a ZP pero estaba en la otra punta del campamento, de noche y cansado. No hubo forma y corrí los 3000 metros marcha, lo digo por el estilo, hasta llegar a la cochinera, pues así estaban los tigres, que además esa era la marca de los susodichos, TIGRE, cosa que me hizo mucha gracia. Aquello era imposible de ocupar y, después de tomar alguna medida de emergencia, astutamente me fui al de las chicas que estaba en inmejorables condiciones, por su falta de uso y no porqué las chicas sean mas limpias. Al fin pude descansar tranquilo en mi cubil y unas merecidas tres horitas que pareciesen ocho. Es increíble como el cuerpo se va adaptando a las circunstancias.

4 de enero de 2011

Una vez despedido a Antonio con la rutia habitual, amanece y ya hace calor. Camino por el paddock con una frenética actividad. Las motos primero, como siempre, ya casi todos listos y yo a desayunar, donde me encuentro con Chivite ya pertrechado y confesándome su poco o nulo descanso en la noche anterior, o esa misma, yo que se, no sabes ni a que hora vives. Yo le miro con admiración y pienso que verdaderamente los endureros estamos hechos de otra pasta y que una idea, una ilusión y una determinación pueden contra todo. Yo le animo y le deseo lo mejor, quedándome con su moto arrancada y vigilándosela por si yo que se.

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Partíamos hacia “la tacita de plata” de Argentina, que así es llamada San Salvador de Jujuy, de nuevo en nuestra incansable Pikolina. Ubicada en el norte de Argentina cerca de la frontera con Bolivia y crucial en el comercio de la zona, tanto con Chile y Perú. El viaje trascurría tranquilo y sin sobresaltos, eso si, recordar que había que ir metiéndole aire de continuo a las ruedas rusas traseras. Iba bastante cómodo pues me había tocado esta vez ir delante. En una gasolinera donde cargamos de combustible aprovechamos a tomar un bocata que estaba un poco malo, con un pan muy seco y el jamón tanto o más. Aproveché la coyuntura para vender unas camisetas del equipo a las señoras responsables del local, quedando encantadas con el suvenir.

Llegamos a Jujuy y nos recibió con un calor sofocante de tormenta, que luego descargaría, con tiempo. Aprovechamos para hacer una pequeña colada de lo más básico. El calor seguía haciendo estragos y yo cerca de Palau para hidratarme lo más posible. Estuve en el stand de Nokia chateando con mi querida esposa y colgando fotos en el “feisbu”, con algún comentario para que estuviese la banda informada lo mas puntual posible.

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De nuevo esperaba a Antonio para indicarle donde nos encontrábamos. La rutina de siempre, engrase, esta vez tocaba cambio de aceite y filtro, revisión general, apriete de los tornillos del motor, pues Antonio venía reclamando vibraciones en la moto y que estaban un tanto flojos, repaso del road-book, esta vez sobresaliente. En fin, la verdad es que todo parecía en orden y más o menos controlado. Lo único que nos llevó de cabeza es que de nuevo se habían fundido las bombillas, revisamos el regulador, instalación eléctrica y no hubo forma de ver la avería. El caso es que daba 14,8 voltios, que es un poco alto, pero con regulador nuevo seguía en las mismas. La sorpresa vendría a la mañana siguiente.

5 de enero de 2011

Aún de noche nos preparábamos para la salida de hoy, todo iba bien dentro de nuestras rutinas. Hoy había que pasar los Andes y había que esperar a que salieran todos los pilotos para después salir las asistencias, pues la subida a más de 4800 metros tenía mucha miga y se temía por parte de la organización que algún vehículo pudiese entorpecer a los participantes. Antonio sale con el motor caliente, luces y se marcha. Otro día más por delante. Nada más lejos de la realidad. Al minuto vuelve y nos miramos sorprendidos Roberto y yo, pues venía con las luces apagadas. Se había quedado sin luces total. Comprobamos y vemos que es el fusible, cambiándolo por otro pero éste de nuevo se iba. Menos mal que Antonio que tiene mucha experiencia ya había pasado por el control de salida por lo que el tiempo de espera simplemente le supondría menos para el enlace, pero había de sobra. Al final y después de más de 10 fusibles, dimos con la avería y era el botón del pito que hacía masa y cascaba el fusible, pues lleva una instalación simplificada utilizando en el mismo circuito. Al final unos 35 minutos de retraso y pudimos respirar tranquilos al verle marchar con luz, que a esas horas era fundamental, las 5:30 de la mañana.

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Nos despedimos del campamento rumano 4 con un aguacero, que dejó todo bien embarradito, saliendo con la Pikolina rumbo a los Andes. El paisaje iba cambiando con enormes lenguas de cantos rodados por los valles como restos de antiguos glaciares. Primero 2000 metros y todo bien. Íbamos provistos de hoja de coca para evitar el efecto apunamiento que te da la altura, o mal de altura. Ahora 3000 metros. El paisaje se había vuelto desolador y de alta montaña. La verdad es que todo había cambiado mucho, hasta el público. La gente allí era más indígena, se notaba la cercanía de Bolivia y sus rasgos claramente andinos. La Pikolina empezaba a notar los efectos de la altura y las enormes rampas por las que subíamos. La carretera se iba complicando cada vez más, con pequeños desprendimientos y unas vistas para no tener vértigo, desde luego.

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Ahora eran 4180 metros de altura y la Pikolina iba que no podía mas, habíamos subido rampas en primera velocidad, pues si la dejabas caer de vueltas, el motor moría y solo iba en alta. Llegamos al altiplano. Imaginaros lagos de sal inmensos pero a más de 4000 metros de altura. Por allí había hasta flamencos, además de los Ñandús, Guanacos, Vicuñas y Alpacas autóctonos de la zona. Aún no habíamos tenido efectos de la altura.

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En la frontera con Chile por el paso de Jama pasamos sin problemas, dado que en el vivac de Jujuy habíamos hecho todos los tramites en una oficina que habían montado los carabineros Chilenos allí mismo, no teniendo mas que verificar nuestra documentación en el paso. A mi me hizo una particular ilusión el pasar a Chile, pues es el país de origen de mi mujer y de mis suegros y tenía muchas ganas de conocer, aunque fuese de esta manera tan peculiar. Aquello era inmenso y grandioso, pero a la vez árido y duro. Estaba maravillado por las vistas y por el pedazo de viaje que me estaba marcando. Una vez coronado a mas de 4800 metros, comenzamos el vertiginoso descenso por una bajada con mucha pendiente, observando las bondades de la tierra de fuego, con unas vistas de volcanes inmensos y pensando en la presión que llevaríamos de ruedas, pues eran ya las 4 de la tarde y no habíamos parado casi ni para mear. La verdad es que la Pikolina cuesta abajo se aceleraba como cohete y además llevábamos 1000 kilos de sobrecarga. Digamos que fue un descenso emocionante. Creo que dejé marcas de las uñas en la chapa de la puerta.

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Llegamos a San Pedro de Atacama, ya estábamos en la puerta del famoso desierto y ahora la puna hacía sus estragos, con un dolor de cabeza espectacular que me duraría más de dos horas. Como curiosidad, había puestos médicos, tanto en la frontera como en el descenso, con oxigeno y personal sanitario para atender a los que se sintiesen mal, entre ellos algunos pilotos que necesitaron asistencia, como por ejemplo Chivite, pero seguro mas por su agotamiento que por otra razón. Buscamos un lugar donde comer sentados y decentemente ¡¡AMEN!! Y para celebrarlo invité a mis compañeros de viaje. De vuelta a la furgoneta observamos la presión de las ruedas y he de deciros que estaban a media presión. Menos mal que no pasó nada en el descenso aunque era sospechoso el bamboleo que hacía la Pikolina.

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Llegamos al vivac que estaba al lado del aeropuerto de Calama en un lugar muy poco apropiado debido al firme donde lo habían ubicado ya que era arena de desierto muy poco compacta que dificultaba mucho hasta el andar. Si, era el puro desierto.

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La tarde se torno en noche y Antonio había llegado prácticamente sin novedad, estaba todo encarrilado e hicimos el mantenimiento necesario con el cambio de neumáticos correspondientes. Una vez repasado el road-book llegó el momento no deseado de la despedida. Ya había estirado mucho mi estancia y había decidido volverme para Montevideo, ya que al día siguiente sería el día de descanso en Iquique y no tenía sentido hacerme 500 km más para volverme ese mismo día. La verdad es que me iba tranquilo pensando en que Antonio tenía todo encarrilado y que, a pesar de que sentía que mi ayuda era necesaria, mi deber estaba al lado de mi familia. Nada tuve que objetar al planteamiento de Antonio y ningún consejo pude dar, ya que estaba haciendo lo correcto en el rallye, consciente de sus posibilidades y yendo a acabar como único objetivo. La verdad es que me sentía orgulloso de haber puesto mi pequeño grano de arena en esta aventura, lleno de experiencias que contar y con una idea clara de lo que supone un Dakar y que si el próximo año puedo estar corriéndolo se lo que me voy a encontrar, al menos no iré sin saber ni atarme los zapatos.

Mi última noche en la Pikolina fue de terror ya que sufrimos temperaturas de menos de 4 grados bajo cero y, a pesar de intentar taparme con toda la ropa que tenía, pasé mucho frio pero y ano me importaba pues en breve estaría en una cómoda cama con mi querida Marce.

6 de enero de 2011

Había pedido a los Reyes Magos una mantita para taparme, pero estaban muy ocupados con los pedidos y no les di tiempo a dejarme mi regalo, pues a las seis de la mañana ya llevaba un par de horas dando vueltas por el campamento. En realidad ,e habían hecho el mejor regalo, estar alli. Hicimos nuestro último desayuno juntos despidiéndonos con un fuerte abrazo, con el lado de amistad de haber vivido juntos parte de una gran aventura que nos uniría para siempre estemos donde estemos. Ahora le dejaba solo en el desierto y donde verdaderamente empezaba el verdadero Dakar.

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Vi como salían las últimas motos y como llegaban algunos coches aún, ya que la etapa había estado compleja. José María había llegado unas pocas horas antes y de nuevo se tenía que poner en marcha. Me despedí de PKL y compañía ya que a las ocho y cuarto salía un autobús con periodistas con dirección al aeropuerto. Con tristeza me iba alejando del campamento rumano 5 pero satisfecho de lo vivido. Ahora retornaba a Montevideo vía Santiago de Chile. En el mismo avión coincidí con los ingenieros americanos que habían desarrollado un buguie biplaza de 150000 €uros y venían de ganar la mítica Baja California. Menos mal que regresé pues ese mismo día internaron de nuevo a mi querido Presidente de la UTT, es así como llamo a mi suegro, pudiendo estar junto a los míos en momentos tan delicados.

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Después de más de 4300 km. ahora simplemente me queda soñar con la próxima edición del 2012, en la que intentaré estar de la forma que sea, pues el Dakar tiene un problema y se llama ADICCION, y si antes de ir soñaba con ir ahora solo tengo esa idea en la cabeza.

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Por último agradecer a mi mujer, Marcela, lo que ha hecho por mí, por darme alas y permitirme soñar despierto, realizando una aventura que jamás llegué a pensar que disfrutaría.

Por supuesto a mi Cuñada Marie Noël por facilitarme la vida y posibilitar el vivir desde dentro semejante montaje. Cada vez que me veía me decía que tenía cara de estar en Disney.

Ahora creo que soy más Correcaminos.

CORREKA

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Eres un crack aunque he de reconocer que pensaba que te habia pasado algo, tanto tiempo que nos tenias en ascuas con la segunda parte .................. (yo pensaba que una noche de estas al quitarte los zapatos ..............) :lol:

MUCHISSSSIMAS GRACIAS POR COMPARTIR!!!!!!!!!

Nos vemos en la Pobla de Tornesa

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Enhorabuena por la experiencia correka. Ojalá que lo puedasrepetir, pero encima de la moto!

Yo me acabo de poner como objetivo asistir algún año. Tengo 24, asique todavía tengo tiempo para cumplirlo. Gracias por la crónica!!!!!!

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Tan solo hay una cosa que no deveria estar en esta GRANDISIMA CRONICA, y es la causa por la que dejaste esta grandisima aventura, veo que tu pupilo se sabe manejar como pez en el agua, MENUDO CARRERON, enhorabuena por tu vivencia y por hacernos participes de ella.

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Joder Correka, me has dejado impresionado¡¡¡¡¡¡vaya relato y mira que te he leido fiemente en tus otras aventuras; pero esta, cero que ya INSUPERABLE.

MILLONES DE GRACIAS POR COMPARTLA.

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Tienes todos mis respetos Antonio.

Esto me ha recordado mis años de Dakar, y de verdad que lo echo de menos. Cuando estás allí, a veces, en la soledad de las esperas te preguntas quién coño te ha mandado venir (yo siempre he ido voluntario y gratis), con lo bien que se está en casa. Pero al final aquello te puede. Es una droga. Bueno, por lo menos a nosotros en Africa no nos llovía, pero de las tormentas de arena en Mauritania, me sigo acordando todos los dias..

Yo en casa si no duermo ocho horas, no razono. Allí dormías cuatro horas si las dormías y no me quería ir a dormir para no perderme ni un segundo de aquello. Cada día hay gente con quién hablar y cosas que ver.

La gente no puede hacerse una idea de lo grande que es elvivac y lo lejos que están unas cosas de otras, pero yo me lo pateaba mil veces cada día (y algunas veces en la soledad de la noche, me iba a ver motos para poder admirarlas con detalle).

Todavía tengo amigos que lo hacen y me ponen los dientes largos.

Lo dicho, que me alegro que te lo hayas pasado bien y espero que la próxima lo hagas entero.

Saludos.

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Tienes todos mis respetos Antonio.

Esto me ha recordado mis años de Dakar, y de verdad que lo echo de menos. Cuando estás allí, a veces, en la soledad de las esperas te preguntas quién coño te ha mandado venir (yo siempre he ido voluntario y gratis), con lo bien que se está en casa. Pero al final aquello te puede. Es una droga. Bueno, por lo menos a nosotros en Africa no nos llovía, pero de las tormentas de arena en Mauritania, me sigo acordando todos los dias..

Yo en casa si no duermo ocho horas, no razono. Allí dormías cuatro horas si las dormías y no me quería ir a dormir para no perderme ni un segundo de aquello. Cada día hay gente con quién hablar y cosas que ver.

La gente no puede hacerse una idea de lo grande que es elvivac y lo lejos que están unas cosas de otras, pero yo me lo pateaba mil veces cada día (y algunas veces en la soledad de la noche, me iba a ver motos para poder admirarlas con detalle).

Todavía tengo amigos que lo hacen y me ponen los dientes largos.

Lo dicho, que me alegro que te lo hayas pasado bien y espero que la próxima lo hagas entero.

Saludos.

Vamos pepet que nos vas a hacer llorar. :lol: :lol:

Yo cuando te conoci esos "paseos " a los que te refieres ibas muy vien acompañado capullo :wink::wink:

Eras la envidia del Vibouac

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Impresionante de nuevo correka, muchas gracias por dejarnos vivir un poco lo que ha sido atraves de tus ojos.

Qué grande eres!

Gracias Nachete. Era el reportero dicharachero de 2y4t de incognito. JE JE JE.

Un abrazo y a ver si nos vemos que le estas haciendo muchos km al katy por mis dominos y raro es que no hemos coincidido, claro que no todos podemos hacerlo cuando los jefes.

P.D: Os vamos a echar de menos en la Basella.

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Buena crónica Correka, entretenida, trasnmite de verdad lo que es seguir el Dakar desde dentro.

Pepet, doy fe, que dormir, no dormías mucho jaja, daba igual la hora a la que llegara al vivac en el Dakar africano del 2006, algún día a las 3 de la mañana, ahí estabas tú en el catering con ganas de escuchar batallas y listo para prepararme un chuletón que me repusiera algo antes de dormir un par de horas. :D

Se echa de menos el Dakar africano y lo peor es que ya nunca volverá, mucho business en América

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