El piloto de Wild Wolf Gerard Farrés regresa hoy de Santiago de Chile, después de finalizar 69º en la edición 2013 del Rally Dakar. Su actuación ha estado marcada por la rotura del motor de su moto el segundo día de carrera, lo que le hizo perder todas las opciones de luchar por un buen resultado en la clasificación general. A pesar de ello, el piloto de Manlleu no arrojó la toalla, se enfrentó a las dificultades y firmó brillantes resultados parciales, como un séptimo, un octavo y un décimo scratch.
¿Cómo valoras tu participación y la de Wild Wolf en el Dakar 2013?
Está claro que mi objetivo era luchar por una clasificación general y, aunque este año no ha podido ser, lo bueno es que nos llevamos muchas cosas positivas. Lo primero y más importante es que hemos comenzado a construir un equipo Wild Wolf para el futuro y hemos logrado asentar unas bases muy sólidas. El segundo paso es que hemos comenzado a desarrollar una moto que, por falta de tiempo, hemos tenido que probar en el Dakar, pero que superados los problemas iniciales ha demostrado ser competitiva.
¿Te ha sorprendido verte tan bien clasificado en algunas etapas?
No, porque este año hemos dado un paso adelante muy importante. He tenido un ritmo súper bueno, peleando contra marcas oficiales con presupuestos mucho más altos que el nuestro. Poder luchar entre los 10 primeros me ha hecho ver que tenemos posibilidades de estar ahí. Sabía incluso que podía estar entre los 5 primeros y es lo que tenía en mente. Física y mentalmente me he encontrado muy fuerte. A diferencia del año pasado, he pilotado siempre a un ritmo alto todos los días, me he encontrado seguro y no he sufrido caídas.
¿Cómo has visto la lucha en cabeza?
Ha sido un año en el que el nivel de delante no ha sido el mejor. El ganador ha estado algo lejos de su mejor pilotaje y los cinco primeros clasificados han cometido muchos fallos. El nivel, en cuanto a regularidad de navegación, no ha sido muy alto, tampoco. Creo que si llega a competir Marc Coma se hubiera llevado este Dakar con autoridad. Nadie ha hecho una carrera perfecta, como en otras ediciones. Y eso lo demuestra el hecho de que las diferencias entre los 10 primeros hayan sido mínimas, cuando otros años entre los 2 primeros ya había hora y media.
Ha sido un año con muchas marcas oficiales, pero al final, las cinco primeras motos han sido KTM. ¿Cómo se explica eso?
No me esperaba una hegemonía tan clara, la verdad, pero han demostrado tener un gran nivel incluso con una moto estándar. Honda era un interrogante porque apenas habían podido probarla, pero creía que alguna podía dar la sorpresa. Husqvarna ha trabajado mucho todo el año y al final no le han salido bien las cosas. Yamaha ha sido la revelación, ha hecho una gran evolución hasta conseguir una moto muy bien hecha, bien acabada y muy equilibrada. Sólo la mala suerte del francés David Casteu, que sufrió una caída cuando lideraba la clasificación, le ha impedido luchar por la victoria.
¿Este Dakar ha sido más o menos duro que los otros cinco que has vivido?
Por primera vez, me decía a mí mismo que esta carrera no era tan dura como otros años. Nos han sobrado enlaces y nos han faltado especiales más largas y duras, con ‘refueling’ en medio. Han sido etapas al sprint y ha faltado dureza, bien por kilometraje o por el terreno. Sinceramente, me esperaba un Dakar bastante más duro.
¿Cuál ha sido tu peor día?
El segundo, cuando tuve un problema mecánico en el kilómetro 30 y hubo momentos en los que no sabía si podría seguir en carrera o debía abandonar.
¿Y el mejor?
Sin duda, el momento de llegar a la meta de Santiago de Chile. Después del mal inicio, conseguir acabar ha sido muy importante.
¿Mentalmente, como consigues reaccionar para llegar de madrugada al campamento y al día siguiente, casi sin dormir, marcar un 7º scratch?
Me mentalicé que ya no podía perseguir el objetivo de luchar por la general y debía concentrarse en el día a día. Sabía que el Dakar estaba perdido y decidí marcarme objetivos a corto plazo, etapa a etapa, a nivel de pilotaje y navegación. Cada día tomaba la salida con mentalidad ganadora, como si fuera a ganar el Dakar. Después de tener problemas, reparábamos la moto pensando en ganar al día siguiente. Muchos pilotos me han felicitado, por mi pilotaje, técnica, ganas, mi actitud… eso es difícil de mantener después de sufrir tantos problemas. Pero hay que valorar el esfuerzo de Wild Wolf y del mecánico del equipo, que ha tenido que trabajar mucho en la moto. Si él se esforzaba tanto en el campamento, yo no podía rendir menos en carrera, pasara lo que pasara. Esta experiencia me ha enseñado mucho estos días.
¿Qué te ha sorprendido más de este Dakar?
El entusiasmo de la afición, sobre todo de los argentinos. Me he encontrado aficionados que me siguen desde el primer año y han sido capaces de recorrer dos o tres mil kilómetros solos y sin un duro para verme. Cuando me he parado a saludarles, les he visto emocionados, con los ojos llorosos… te tienen como un ídolo cuando realmente somos personas normales y corrientes.
¿Con qué anécdota te quedas?
Un fan me dijo que su sueño era conducir en paralelo conmigo y lo hizo durante un enlace. Mientras, se ponía la mano en el corazón y miraba al cielo emocionado. Tanta pasión es chocante, pero me ha hecho sentir muy feliz. La afición en Sudamérica va a más cada año y el público nos agradece que seamos tan cercanos a ellos. A mí, esos valores me llenan mucho como persona.
Una vez finalizado el Dakar 2013, ¿ahora qué?
A pensar rápidamente en el del 2014. Por supuesto, mi primera opción es Wild Wolf, por lo mucho que han hecho por mí. Con el equipo ya hemos analizado lo que toca hacer, pero hay que sentarse y planificar todo el año pensando en el próximo Dakar. También necesito descansar, porque ha sido un año muy duro, sobre todo psicológicamente, tras la renuncia de mi anterior equipo dos meses antes de la carrera.