Creo que fue en 1979 cuando pisé por primera vez el circuito del Jarama, antes jamás había estado en ninguno de velocidad (tampoco había muchos) pero sí en circuitos de Motocross o viendo pruebas de trial. En aquella época, la cobertura de televisión (la 1 o el UHF) era prácticamente nula, ya que si te daban alguna vez una carrera por tv era un milagro.
El magnetismo que tuvo conmigo el circuito del Jarama fue impresionante. Yo creía que los circuitos eran planos, pero al sentarme en la Pelousse de la rampa Pegaso, y verles subir mientras oías el rugir de los motores, hizo que me enamorara tanto del circuito como de las carreras.
Al llegar esta mañana al circuito, en el Jarama Vintage Festival, he podido volver a escuchar el motor de un F1 partiéndote los tímpanos o el de una Suzuki RG 500 con ese inconfundible olor a motor de dos tiempos. En los 70, mientras merodeabas en los boxes, te acercabas a los mecánicos, hablabas con los pilotos y te hacías fotos con ellos (bueno, quien tenía cámara en los 70’s). Esto es lo que hemos podido vivir este fin de semana en el Circuito del Jarama, con un ambiente años 60-70 y 80’s, máquinas de pinball, de marcianitos, ropa de la época, juguetes con los que nos divertíamos de pequeños y lo más importante, los F1 y motos de Gran Premio que estaban allí, con grandes pilotos que marcaron una época y que son la auténtica historia del deporte de las dos ruedas. Ángel Nieto (13), Phil Read 8), Giacomo Agostini (15), Christian Sarron (1), Carlos Lavado (2), Mick Grant (7 vistorias en el TT de la Isla de Man) o Champi Herreros (1), quienes se ponían a tu lado para hecerse una foto o firmarte un atógrafo, sin poner una mala cara, sin negarse o sin tener al lado a un gorila que te quite a empujones para que no te acerques a ellos.
Hemos vivido durante estos dos días cómo eran las carreras de hace 30 años, con sus motos, sus personajes y su ambiente, aunque como ya he dicho antes… con esos treinta años encima de sus espaldas.
Si dejamos a un lado a los que no saben lo que son las carreras y mucho menos a lo que se rendía tributo en este Jarama Vintage Festival, los compañeros de medios que al verme hablar con Lavado, Agostini o cualquiera de los pilotos menos conocidos que allí se dieron cita, me preguntaban quienes eran los más famosos que había por allí, o que habían ganado, porque no tenían ni idea, o como uno que me dijo si iba a venir Pedrosa. Estos dos días me volvieron a transportar al pasado, a mi niñez cuando solo tenía en la cabeza las motos y suspiraba porque a cada fin de semana hubiera una carrera, de velocidad, de motocross, de trial o de todo terreno.
En esa vuelta al pasado, se pudieron ver, a parte a los grandes pilotos ya mencionados a sus increibles máquinas. La suzuki RG500 de Mick Grant (7 veces vencedor del TT de la Isla de Man), con los mismos colores que el Suzuki Texaco Heron de Barry Sheene, las dos Yamaha YZ500 de King Kenny Roberts, las Yamaha YZ 250 de Christian Sarron y Carlos Lavado, las motos de Phil Read (8 Mundiales y 8 victorias en la Isla de Man), su Yamaha RD250 y con la que salió a la pista, una RG750cc, la MV Augusta de Giacomo Agostini (15 mundiales), la Garelli 125 y Derbi 50 de Ángel Nieto (13 campeonatos del mundo), la Suzuki Rg 500 de Graziano Rossi (padre de Valentino), la Bultaco TTS 350 de Barry Sheene… Pero lo mejor de todo fue verles rodar sobre ellas en el legendario circuito del Jarama y volver a sentir y oler lo mismo que hace 30 años.
Ha sido algo alucinante.
Un saludo.
Fili.
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