La Columna de Fili… Santiago Herrero.

Pues ya tocaba hacer memoria de uno de los grandes pilotos Españoles, y aunque parezca mentira, no voy a comenzar por el gran Ángel Nieto, sino por el percusor de los grandes pilotos patrios, Santi Herrero.

Santi Herrero era, como la mayoría de los grandes pilotos de la época, alguien que se había hecho a así mismo. Aunque se pueda creer que era vasco, no lo era, nació en Madrid, y su afición por las motos hizo que toda su existencia girara en torno a ellas, trabajando como mecánico y aprendiendo todo lo que se pudiera aprender de una moto.

Con 12 años se compró su primera moto, una Derbi, pero su primera carrera no le llegaría hasta los 18 años, siendo Gabriel Corsín de MV Abelló quién le puso en la buena senda para ser un gran piloto. Corría el año 1960 (aún faltaban 6 años para que naciera yo) y como el dinero que tenía no daba para mucho, era piloto y mecánico a la vez, quien mejor que uno para saber que le pasa a la moto y sacarle los defectos que te da en la pista… (dile eso a los pilotos actuales que todo lo manejan unos tipos con ordenadores y telemetrías…). En aquel entonces la Bultaco tralla 101 era su montura. Pronto llamó la atención de Luis Bejarano, patrón de la bilbaína LUBE, y para allá se fue con LUBE.Las Lube, eran buenas motos, pero no podían hacerle sombra a las veloces Bultaco tralla, y auque Santi ponía su empeño, en su primer año, logró ser tercero en el campeonato de España, pero solo les veían el colín trasero a las Bultaco. Al año siguiente Lube cerró, y Luis Bejarano, cedió todo el departamento de competición a Herrero, que las hizo volar, aunque de nuevo sin el título quedando segundo tras José Medrano, era el año 1965.

Con las Lube ya totalmente desfasadas, y sin dinero para investigar ni desarrollar una moto, muchos creían que Santi acabaría en Bultaco como piloto de la marca, pero no fue así, corría carreras con Trallas, TSS y a veces sacando las viejas Lube del armario para poder competir, hasta que tras una carrera en Guernica, tras quedar detrás de las OSSA 230, Eduardo Giró le llamó para pilotar su revolucionaria OSSA 250 con chasis monocasco. Pero no es oro todo lo que reluce, y un mundial costaba mucho dinero, que OSSA no tenía, por lo que pidió la moto prestada y se fue a Nurburgring quedando sexto.

Su primera temporada en el mundial fue en 1968 (ya tenía yo dos añitos), quedó 7º. Pero fue la temporada siguiente, la de 1979 que fue sencillamente apasionante. A parte de correr con la Ossa 250, lo hizo con la derbi 50 para ayudar a Ángel Nieto a ganar el mundial, quedó 7º y no ganó ninguna carrera, pero quedó segundo detrás de Nieto en Bélgica y Alemania Oriental. Pero lo apasionante para Herrero estuvo en la temporada de 250.

La primera carrera del año, fue en España, en un circuito casi vacío y bajo el agua, se apuntó la victoria, puesto que no pudo repetir en Alemania ya que tuvo problemas mecánicos. En la tercera prueba, Francia de nuevo volvió a lo más alto del cajón, y acabó tercero en la Isla de Man y en Assen. Se llevaban cinco carreras del mundial y era líder sin discusión. Carruthers, su perseguidor le seguía de cerca. La sexta prueba era en Bélgica que de nuevo la ganó, y la de Alemania Oriental que quedó de nuevo segundo…

Pero no todo iba a ser un paseo militar para él, la segunda parte de la temporada fue terrible, en la República Checa no puntuó, se dice por la mala calidad de la gasolina que le dieron, ya que sólo él tuvo ese problema, y ninguno de sus rivales lo tuvieron.

En Finlandia en una carrera tremenda contra el Italiano Pasolini, les lleva a los dos al asfalto, y aunque pudo continuar, solo hizo 6º. En Irlanda del norte de nuevo se cae con el tremendo resultado de la rotura de la muñeca izquierda. Su pundonor le hizo salir a la siguiente carrera sin el beneplácito de los médicos, a los que convenció para poder salir. Lo hizo, y acabó quinto, e hizo la carrera con un pañuelo en la boca para aguantar el dolor de la muñeca rota…

La última carrera, en Yugoslavia, en el peligroso circuito de Opatija, salió y desde el principio comandaba la carrera, iba a ser campeón del mundo, pero empezó a llover y se volvió a caer dañándose aún más su muñeca izquierda aún rota…

Carruthers le ganó el mundial, pero Santi ya tenía en mente la temporada de 1970, y sabía que sería su año.

Comenzaba una nueva década y tanto Santi como Ossa sabían que ese sería el año en que nadie les olvidaría, y aunque así fue, se equivocaron en la forma de conseguirlo.

La idea de que ganarían el mundial estaba muy clara, Ossa había puesto todo su empeño en hacer aún más fiable la Ossa monocasco de válvula rotativa que maravilló el año anterior y Santi, sabiendo que la unión de ambos les haría invencibles.

Ese mundial comenzó en Alemania Occidental, donde su mejor resultado (dos en 250 y una en 50) fue un 10º, y para seguir con la tradición, una avería estúpida le dejó sin puntuar, pero se desquitó en la siguiente Francia con un 2º y se vengó de Opatija, donde el año anterior perdió el mundial, ganando una carrera en la que no dio opción a ninguno de sus rivales. Ya era el líder del mundial y estaba convencido de que este año sería campeón. La siguiente cita era La Isla de Man, un templo, «una carrera que todo piloto que se quiera llamar piloto de motociclismo, ha de participar» y por descontado Herrero no iba a dejar de ir ( a parte de que estaba incluida en el calendario).

El trazado de la Isla de Man de por sí es peligroso, y aún más lo hace el que no sea un circuito cerrado, ni urbano, sino que son las carreteras de esa preciosa isla británica con cambios de rasante, bordillos, líneas pintadas en la calzada, casas a los lados… vamos una delicia para el espectador, pero un peligro para el piloto. Aquel 6 de junio de 1970 hacía calor, mucho calor para lo que están acostumbrados en la Isla de Man, pero si eres un piloto de motos te da igual que haga calor o que diluvie, y a Santi Herrero esta circunstancia le daba igual, él solo quería salir y ganar…

Salió con Jack Findlay, y pronto estaba ya cerca de la cabeza, aunque tuvo una caída que le hizo perder parte de la cúpula del carenado, pero le daba igual, tenía que ganar e iba a hacerlo. En la última vuelta estaba tercero y pronto atrapó a Stanley Woods y al ir a pasarle, en una rápida curva a izquierdas, la Ossa derrapó y llevó a ambos al suelo, fue un golpe terrible, Woods sólo se rompió la clavícula y una pierna, Santi no, rápidamente le llevaron al hospital pero falleció dos días más tarde por las múltiples contusiones que tenía. Woods comentó que le parecía haber visto muy sucia la zona, probablemente por la caída anterior de algún piloto, ya que en las cuatro vueltas anteriores no habían visto nada. Se quejó amargamente de que no hubiera allí ninguna persona señalándoles que había aceite o lo que fuera, ya que en esa milla 13 no solo perdió la vida un gran piloto, sino que también podría haberle pasado a él.

Una semana más tarde fue enterrado en Vizcaya, en el cementerio de Derio. Ossa decidió en ese momento abandonar las carreras, y la moto de Santiago Herrero nunca más se volvió a utilizar, fue el homenaje de Ossa a ambos.

Aún sigo explicándome por qué no hay nada, ninguna mención en circuitos, ni en zonas de motos, ni en ningún lado que «huela a moto» a Santiago Herrero. Los «sabelotodo» de las motos, los que se creen que la vida empieza y acaba en Valentino Rossi, seguro que me dirán «si solo ganó tres carreras en su vida», en efecto, solo tres, pero solo Dios sabe lo que habría hecho este piloto si no se hubiera matado, quizás estaríamos hablando de un gran dominador de categorías grandes español, quizás… el destino de la milla 13 de la Isla de Man nos lo impidió.

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