Los participantes tuvieron que superar un sinfín de obstáculos, temperaturas de hasta 50oC y cerca de 2.000 kilómetros por los desiertos de Marruecos.
La edición 2010 del Raid Panáfrica se ha cerrado este fin de semana tras seis días de dura competición en los que participantes y organización cruzaron Marruecos de norte a sur y de su a norte.
Los equipos que se han lanzado a esta aventura tuvieron que recorrer casi 2.000 kilómetros por pistas de todo tipo, salvar barrizales y crecidas de ríos, cruzar grandes y pedregosas explanadas desérticas, superar cordones de dunas, y reponerse a los 50oC que se alcanzaron en el sur del país.
Este año han sido 36 los equipos inscritos en alguna de las varias categorías previstas. En total, toma- ron parte en el Raid Panáfrica 2010 14 coches, 9 motos, 5 quads, 7 buggys y también un camión 4×4.
La prueba comenzó el día 5 de septiembre con una jornada de verificaciones administrativas en Alme- ría, previo viaje en ferry hasta la ciudad portuaria de Nador, ya en Marruecos. Cerca de allí se estable- cía la salida y llegada. En medio, seis complicadas y largas etapas, algunas de ellas con más de 400 kilómetros de fuera pista, que han convertido la Panáfrica en una prueba exigente de navegación, pero también con un gran componente de resistencia, tanto física como mecánica. Algunos de los asiduos al raid no dudaban en calificar esta edición como una de las más duras.
Aquí no vence el más rápido, sino el que recorre menos kilómetros entre los distintos way points (puntos de paso) distribuidos en el terreno por la organización. La velocidad no es determinante, pero sí lo es superar el tiempo máximo permitido, lo que sumado a las grandes distancias a recorrer este año, ha obligado a los competidores a tener que esforzarse más que nunca para evitar penalizaciones. La bús-
queda de la línea recta entre los puntos de paso es la clave para vencer, pero normalmente esa línea recta se convierte en el camino con más obstáculos -a veces insalvables- y aconseja dar más o menos rodeos, e incluso obliga muchas veces a ir campo a través en pleno desierto de piedras.
Los protagonistas
Los únicos que fueron capaces de completar el itinerario sin causar ninguna penalización fueron los dos primeros clasificados de la categoría de motos; José María Francés y Fernando Jordá. Ambos, a lomos de sendas KTM, fueron extraordinariamente audaces y mantuvieron un apretado pulso por la victoria hasta el final. Francés fue quien logró imponerse, pero sólo por una diferencia de 2,8 kilómetros (1.672,2 sobre los 1.675 km de su contrincante).
En quad, Alí Taraj (Can Am Outlander) firmó su tercera victoria en sus tres participaciones, con una holgada ventaja sobre Joan Lario (Suzuki LTZ). Quienes no pudieron revalidar el triunfo del año anterior fueron los pilotos del equipo oficial PGO Rui Cabaço y Juanjo Llido, que tras recibir una penalización por exceder el tiempo máximo en la segunda etapa se emplearon a fondo para tratar de recuperar la distan- cia que les separaba del líder, y a la postre vencedor, Raúl Mora (Ninja 1100). Les acabaron separando sólo 8 kilómetros en lo que supuso un emocionante final.
Los laureles en el apartado de coches fueron para Xavier Martínez y Luis Vives, de Terra 4×4, que a bor- do de un Toyota Land Cruiser hicieron valer su experiencia en navegación y lograron pronto una sólida ventaja sobre la pareja Fernando Antón – Ginés Lifante, también con un Toyota.
La única categoría que quedó desierta fue la de camiones, donde sólo hubo un participante inscrito; Pep Segura, de Solo Raids. Segura protagonizó algunas de las imágenes más espectaculares del raid, pero en la etapa del Erg Chebbi desllantó una rueda cuando estaba atacando una de las dunas más altas del cordón. Al tratar de rescatar el vehículo tuvo la mala suerte de sufrir un vuelco, pero sin que haya habido que lamentar daños.
Además de él, otros nueve concursantes tuvieron que abandonar, principalmente por averías, y es que éste es el precio que a veces se cobra el Raid Panáfrica a quienes se apuntan a tal desafío, no en vano está considerada como una de las pruebas de orientación más duras del desierto.